PINTÓ A LA MUJER MORENA...


 

 

 

 

 

 

 

 

La veleta,

el reloj de la abuela,

las lenguas de gato,

el olor a mueble viejo,

el aliento del abuelo.

¿Por qué no te lloré?

Nunca nadie me dio tanto

y tan poco, al mismo

                               tiempo. 

-

Su reloj,

su butaca de la sala de estar,

la radio y su tocayo,

sus ronquidos,

su lengua suelta. 

¿Te lloraré ahora?

Ya no huelen tus huesos,

ya no duele el silencio,

mas el recuerdo, no sé qué quiere

o qué querría, pero

aquí

         está. 

-

La playa,

la crema, la espalda, lunares

                                          muchos;

el Sol, fuerte.

Yo llevándote a la orilla,

tú cayendo, te clavas al suelo

                                (te lleva el mar).      

-

Te fuiste navegando por el horizonte

                                    incognoscible.

Ahora soy yo quien te lleva:

soltarte, dejarte caer

en la orilla de la

                                     Torre del Mar.


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